funeral
a una araña que desterré de mi boca
y la vendí disfrazada de poema clásico
y la vendí disfrazada de poema clásico
una araña se suicida
en el tejado de un delgado rascacielos
invertebrado por el pasar de la tormenta,
el mundo, indiferente, continúa su marcha,
sus últimas palabras fueron:
“el problema no es
cuanto tiempo la vida nos dé,
sino cuanto tiempo
nosotros la soportemos a ella…”
una mosca fue la única
que veló sus lúgubres escombros,
vestida de funeral
la sepultó públicamente
en el Père Lachaise
frío como viento muerto,
rodeada de escritores,
rockeros, borrachos y prostitutas
sobre la marchita tumba
un símbolo de anarquía
a falta de una cruz convencional
la mosca emitió su discurso:
“efímera como el viento
a veces fábula y destiempo
otras embriaguez y pensamiento,
misántropa del universo
proscrita de las pestañas
de una sociedad famélica
despreciadora de su poesía,
desterradora de su fealdad
delito aun mayor que la estupidez
(en una sociedad como ésta)
pero quizá en el fondo
su alma no era
tan horrible como su rostro”
XXV.III.MMI
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