polizonte en la nave de los locos

para muchos una palabra es un enser, para mi en cambio es una razón

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Location: Guatemala

Tuesday, December 18, 2007

vicisitudes de un autor y de un personaje

No hay que desdeñar en nada los oficios de los libreros, más aún si se trata de los libreros de viejo, en estos tiempos del E-book y del Kindle, siguen ahí a la caza de viejos tratados literarios, cada vez que puedo me doy una vuelta por esos polvorientos anaqueles, perdidos en las contaminadas calles del centro histórico de la ciudad, con suma frecuencia a la Popol Vuh, fue así como me topé con una interesante colección de las obras de Emilio Salgari (1,862 – 1,911), autor que suele ser de mi interés desde hace ya tiempo, narrador incansable de un mundo de salvajes aventuras, maneja una prosa que sin llegar a compleja es, sí, muy imaginativa, siempre a la deriva en opacos túneles habitados por sucios búhos, corsarios y guerreros, luchando fieramente por salir a la agreste selva habitada por sanguinarias fieras.
De entre sus personajes Sandokán es mi favorito, un fiero príncipe, que a mediados del siglo XIX es destronado por las tropas inglesas en el Borneo, como todo hombre digno decide lanzarse a la venganza, dedicándose a la piratería bajo el sobrenombre de Tigre de Malasia, quien comanda a Los Tigres de Mompracem, un grupo de aguerridos aventureros conformado por Malayos y Dayacos, cuya vida se va describiendo a lo largo de once novelas, de Los Piratas De Malasia a La Caída De Un Imperio, no hallamos en Sandokán a ese héroe complejo y existencialista que se supone caracteriza a los personajes de las llamadas grandes novelas, sino simplemente a un hombre mitad bárbaro mitad noble, que determina, ante un mundo adverso, que no es sino mediante la oposición rotunda, y en casos sanguinaria, como logrará voltear al mundo que lo rodea a su favor, esto tras la perdida de cuanto posee y de la mujer a la que un día amó, va mostrando que no es sino mediante la voluntad que logrará oponerse a la furia de los elementos y al odio de los enemigos, creo que, como He-Man, fue para nosotros un modelo de súper héroe menos tecnológico, que habitó nuestra imaginación con aventuras que de antemano sabíamos nosotros nunca llegaríamos a experimentar, pero que nos mantenían el espíritu latente.
Salgari por su parte, fue un hombre complejo, a la vez que capaz de describir las más crueles batallas, incapaz de levantar un dedo contra las vicisitudes de la vida, o más bien de los hombres de su tiempo, tal es el caso de su relación con el editor Donath, entre otros, quien por una cantidad miserable le exigía la producción de tres novelas anuales y cuando éste intentó escapar de tal situación, lo enjuició por incumplimiento de contrato, robándole una suma bastante fuerte de su ya de por si bastante menguado capital; fue sin duda parte de esa casta de escritores que como Baudelaire o Pavese han sido definidos como malditos, si bien en muchos de ellos ese malditismo ha ido aunado a su obra, o a sido el combustible para la misma, hay en Salgari cierto impulso por huir de tan fatal destino, creando una obra que exhala vitalidad, a través de aventureros que no se detienen ante nada, una forma de negar esa existencia que a lo más interno le iba consumiendo, bastante propenso a las delicias de Baco, tal y como lo fuera su esposa Aída Peruzzi, supo crear una existencia análoga, una imagen fantástica de si mismo, la que funda desde su encuentro con el capitán Valak, un borracho empedernido, en cuya nave, según él, había vivido las más peligrosas peripecias marinas, en una de las cuales incluso llegó a salvar la pierna de éste, cuando un tiburón atacó sin misericordia al barco y su tripulación, perteneciente como era a esa vieja estirpe de los suicidas terminó, un 25 de abril, por finalizar con su vida, en un inhóspito y desolado barranco, sus últimas palabras, escritas el día anterior, habían sido: mañana ya no existiré…

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Siempre es un placer volver a Mompracem. Después de tantos años, descubro que las cosas están como las dejé, que por fortuna las aventuras continúan y que Sandokán para nada está más viejo...sylviazelaya

5:34 PM  
Anonymous Anonymous said...

Qué interesante, definitivamente lo voy a leer. ¿Sabés si Robert E. Howard leyó sus trabajos? Se mira muy similar el personaje a Conan.

7:31 PM  

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