polizonte en la nave de los locos

para muchos una palabra es un enser, para mi en cambio es una razón

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Location: Guatemala

Tuesday, January 22, 2008

o tienes miedo o escribes, y si tienes miedo, mejor que no escribas



Si damos una hojeada más bien superficial a las historias que habitan la literatura actual es común que nos topemos con unas que de tan planas y cotidianas terminan por parecernos aburridas, pero si somos más acuciosos nos topamos con gente como Vladimir Sorokin, que proponen una literatura más intensa, fue en una entrevista que los periodistas Pilar Bonet y Rodrigo Fernández le hicieran para El País en 2,002 que inicié en el asunto de su obra, pues a simple vista se notaba que era uno de esos autores, más bien raros en nuestros días, que se esfuerzan aún por hacer buena literatura más que por quedar bien con la clientela literaria, lo que es casi pandemia.
Nacido en 1,955, inició como poeta perteneciendo al circuito underground de Moscú, un grupo de gente que a cambio de no engavetar sus obras se limitaba a pasarlas a maquina y que silenciosamente fueran circulando de mano en mano, análogamente se dedicaba a la ilustración de libros, es un periodo que no recuerda de buena manera, no fue sino hasta el año ’85 que autorizó la publicación de su novela La Cola en París, dado que hacerlo localmente bajo el régimen comunista hubiera sido un suicidio, luego vendrían obras como La Norma, Una Novela, Los Corazones De Los Cuatro, El Hielo o El Camino de Bro, para un total de doce novelas a la fecha, que por cuestiones de distancia y traducción no siempre han llegado hasta nosotros, aparte de sus incursiones en el teatro y en el cine.
Sorokin es en cada obra un nuevo escritor, alcanzando en algunas el limite de la escatología, sin desdeñar recursos como la necrofilia o la coprofagía, lo que no pocas veces le ha ganado, como en esa entrevista de El País, el apelativo de Marqués de Sade Ruso, aparte de uno que otro problema legal, pero en esencia es uno de esos autores que no andan a la búsqueda de una receta para repetir hasta el infinito, sino alguien que va experimentando en cada libro nuevos conceptos y formulas, creando una obra realmente innovadora, algo que se agradece, aunque no todos lo agradecen por igual.
La polémica llegó con uno de esos giros, la novela El Cerdo Azul (o El Tocino Celeste según sea la traducción que se tenga), que es una obra escrita a tres tiempos: el año 1,954, la época actual y el año 2,068, retrata la muerte de la literatura rusa y en la cual clonan, tema recurrente del autor como veremos, a Fiódor Dostoievski, Antón Chejov, Vladimir Nabokob y a Anna Ajmátova, creando una compleja trama que mezcla personajes de ficción con personajes de la historia rusa, entre los cuales aparecen los no tan literarios Nikita Kruschev y Joseph Stalin, quienes comparten una apasionante escena sexual, lo que le mereció el ataque de una organización juvenil de esas que a los partidos políticos les fascinan por ser carne de cañón y por panfleteros, llamada Vamos Juntos, quienes montaron un gigantesco retrete de cartón para que los transeúntes pasaran tirando los libros de Sorokin, destruyéndolos luego y rociándolos con lejía, en seguida le montaron un juicio por pornografía, teniendo como resultado un tiraje más amplio de su obra, debido a la difusión que ésta obtuvo con los titulares de prensa.
Por esos días se le abrían las puertas del teatro Bolshoi, lo que en Rusia es todo un triunfo para cualquier dramaturgo, y donde montó la obra Los Hijos de Rosenthal, ambientada en los 80’s, con un proyecto científico financiado por el Kremlin, que consiste, una vez más, en la clonación de Wagner, Mozart, Verdi, Mussorgski y Tchaikovski, justo cuando el proyecto había alcanzado la cúspide y estaban los músicos de vuelta a la actualidad, llega la Perestroika de Mikhail Gorbachev y les elimina los fondos, con lo que los músicos son lanzados a la calle, donde sobreviven penosamente como músicos callejeros, en plazas, prostíbulos y estaciones del tren, no hace falta mencionar que frente al teatro también se hicieron presente los jóvenes esbirros del partido con sus pancartas a protestar en contra del inmoral Vladimir Sorokin.
Buenas noticias para nosotros las hay, con la llegada del nuevo año llegó también la publicación de su obra El Día Del Oprichnick, en español por parte de la editorial Alfaguara, ésta oscila entre la novela histórica y la de ciencia ficción, en el siglo XVI, en tiempos de Iván Vasílievich IV, El Terrible, (1,530 – 1,584), se forma un ente llamado la Oprichnina, que brinda poderes absolutos al zar, con lo que se desata una ola de violencia sin precedentes, pero cuya organización no desapareció con el acceso de los comunistas al poder, sino simplemente se agazapó por mucho tiempo, regresando paulatinamente hasta que en el año 2,027 tienen tomado el poder nuevamente en una Rusia aislada del exterior mediante gigantescas murallas, Andrey Komyaga, Oprichnick de la Nueva Rusia, nos va narrando pacientemente los entresijos del poder y sus partes más oscuras, tal y como el autor afirmó un día – el totalitarismo es una planta exótica y venenosa – pero en el fondo esta obra no deja de ser el más atrevido desenmascare de la Rusia actual (y quien sabe si no de algún país latinoamericano) de su política tras bambalinas, en la que grupos como Vamos Juntos se reúnen a atacar a autores que no marchan de acorde al régimen y en donde personas que como Mikhail Jodorkovski son condenados a largos encarcelamientos por ser peligrosos para el poder, suele suceder que acá las cosas llegan demasiado tarde, pero nunca es tarde para un buen autor…

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