inventario de una literatura ni hermosa ni maldita
Con suma frecuencia, más de la que quisiera, me descubro buscando trabajos absurdos ejecutados por personajes que no encajan dentro de la sociedad ficticia en la cual se desarrollará la probable historia en la que los incluiré; casi con la misma frecuencia descubro que el trabajo es el de escritor y que la sociedad tan poco probable y en la que resulta tan absurdo ser escritor no es otra que la mía, en la cual quien escribe lo hace para un lector inexistente o en el mejor de los casos tan imaginario como sus propios personajes; esto no evita que unos cuantos se dediquen a esa tarea lenta, laboriosa e incomprendida, en la cual a lo máximo que aspiran como reconocimiento social ante la publicación de una de sus obras es a un poco caluroso “qué fumaste vos”.
Algo que en no pocos casos orilla al autor, o a quien pretende serlo, al aislamiento, intelectual o incluso social, al egoísmo publico sobre su quehacer; convirtiéndose, más por tranquilidad que por moda, en un ser marginal, que se siente mejor ensimismado dentro de su propia burbuja o frente a una pantalla a través de la cual sociabiliza con otros, que aunque lejanos, son más inmediatos al sentido de su trabajo; ya que en lo local, a diferencia de labores más edificantes como el foot ball, lo suyo no es ni siquiera considerado trabajo, sino una simple rama, una de las más snob si se quiere, de ese frondoso árbol de la vagancia.
Hasta este punto poco o nada separa al cuentista de nuestra generación de los cuentistas de las generaciones que le precedieron y tampoco, a menos que nuestro eco sistema cultural involucione a algo aún peor, tendrán mucho que envidiarle los posibles autores de generaciones más actuales como la del MSN y el SMS.
Lo que marca a ese grupo de gente, a la que Douglas Couplan inventarió bajo la etiqueta de generación X, es el haber experimentado y atestiguado ese espacio de transición tecnológica, cultural y política. En tecnología transitamos del cassette al mp3 y de la maquina de escribir a la PC, algo que aunque en apariencia simple, definió mucho nuestra forma de ver el mundo; luego ese paso entre el imaginario patrio chapín y el imaginario transnacional fast food actual, y por último la decisión de quienes gobiernan este país, aunque no votemos por ellos ni hablen nuestro idioma, de terminar la guerra contra el comunismo e iniciar la tan aclamada guerra contra el narcotráfico; algo que de manera abrupta cambió el panorama urbano, ideológico y de manera automática el literario.
Nuestra generación, al no ser ex guerrilleros, hijos de guerrilleros o dizque guerrilleros, que eran los más, tubo poca conexión con generaciones anteriores y por ende un acceso limitado al espacio editorial local; la publicación de sus primeros trabajos estuvo marcada por la autogestión, lo que permitió la aparición de materiales muy anárquicos que distaban de esa literatura políticamente correcta que tanto gustaba a los tres o cuatro gatos que leían en este país. Dado lo anterior, no deja de ser paradójico que sea una transnacional como Alfaguara quien se halla tomado el trabajo de publicar una antología sobre dicha generación.
Ni hermosa Ni maldita, que es el titulo que se le han dado al libro, reúne 24 fotocopias de una época marcada por la silenciosa imposición de un sistema de uniformación cultural global, empecinado en cortar de raíz todo rastro de localismo, lo que en una sociedad de analfabetos funcionales crónicos como la nuestra tampoco fue difícil; claro que, como en toda fotocopia, algunos claros salieron más claros y algunos oscuros salieron más oscuros, y esas diferencias con el original, o sea la realidad, son las que le dan el toque de ficción a cada trabajo, alejando a su autor de ser un simple copy paste de su tiempo y convirtiéndole precisamente en un cuentista.
El merito de esta generación fue querer pensar en una época en la cual ya no era permitido pensar, sólo consumir; no intentó ser la versión local del movimiento literario tal, sino que fueron como niños con los ojos vendados, queriendo encontrar las claves de una sociedad que ni por asomo era lo que decía ser; y que aunque no encontró las respuestas que deseaba, al menos encontró la forma de realizar las preguntas que necesitaba, esto a través de esa literatura inicialmente sin referentes literarios y en la cual mostró ese desasosiego cuyos márgenes sin duda oscilan entre la inconformidad social-cultural que se manifiesta en la marginalidad de Estuardo Prado y el desarraigo geográfico-cultural que se lee en la auto sustracción de Eduardo Halfon.
La generación X se caracterizó por producir una literatura hibrida, iconoclasta e incluso escatológica, sin expectativas por igualar, superar o confrontar la obra de las generaciones previas, pues simplemente no tenía noticias de que existiera algo denominado literatura nacional, eso no aparecía en Mtv, de eso nos enteramos hasta mucho después de iniciado el camino; justo cuando se nos endilgó el epíteto de la generación del desencanto, para ubicarnos dentro del mapa del imaginario político-intelectual local; pero no, la nuestra, como las anteriores, fue la generación del encanto por todo eso que culturalmente no éramos, la diferencia es que mientras ellos veían hacia Washington o Moscú, nosotros vimos para todos lados a través de una simple pantalla, y el resultado es este, que hoy con esta antología Alfaguara resume, una mirada literaria acerca de una época que fue poco o nada literaria.
Hoy a las 7:00 P.M.
En Gran Hotel, 9 calle 7-64 del centro histérico
La admisión, como todo buen evento literario, es gratuita







En un principio uno no imagina que pueda existir un tipo interesante detrás de esa maraña de chips, microchips y posteriormente nanochips, sin embargo Steve Jobs supo serlo, en un mundo donde el éxito lo es todo alguien que tenía todo el éxito del mundo opinaba que lo cambiaría sin dudarlo por conversar una tarde con Socrates, sus ideas, sus planteamientos y sus innovaciones iban justo en otra vía, que no era pro sistema ni anti sistema, simplemente era su propio sistema.
En él un hombre que sabe lo que es la vida a través de su cercanía a la muerte nos va develando lo que es el éxito por medio de contarnos los que fueron sus fracasos, un tipo que amasó más fortuna que muchos millonarios y que sin embargo no se ufana de lo que tiene sino de lo que es, algo que lentamente, incluso quienes tenemos menos, hemos ido olvidando, y es que pareciera que en nuestro mundo ese don del ser ha quedado en desuso y es algo que él aunado a su tecnología también hizo despertar, hizo ver que más allá de esas fronteras materiales de lo que nos rodea hay un espacio en el que también podemos ser, en el que también podemos imaginar y en el que también podemos soñar.
En el lado contrario quedaron las democracias, esos sistemas independientes que nos permiten ser y actuar como queramos, siempre y cuando lo hagamos en la forma que un sistema invisible lo desea, sin complicar mucho la situación se han limitado a crear productos chatarra con los cuales ocupar nuestro tiempo y nuestro espacio mental, con lo cual evitan que pensemos en todo eso que nos indica que aunque no somos libres con que aparentemos que lo somos basta, ya que no puede ser libre aquel que no se comprende a si mismo y no le es permitido comprender en su totalidad las razones de su entorno.
Dentro de estas sociedades se fue forjando una nueva generación de individuos, interesados en las nuevas tecnologías, quienes terminaron por crear una cibersociedad alterna, un mundo virtual en el que todos viven, expresan y sienten sin tener que abandonar la comodidad de su computadora, en un inicio quienes tenían poca capacidad de empatía hicieron amigos, quienes no se sentían a gusto con las personas que les rodeaban conocieron a personas interesantes en lugares distantes, hasta que un buen día notamos que no eran sólo los nerds, los hackers, los geeks o los rechas quienes lo habitaban, sino literalmente todo el mundo, vivir conectado había dejado de ser cosa de expertos y había pasado a ser cool, con lo cual el ciberespacio terminó por llenarse de toda la banalidad de la cual está constituido nuestro tiempo.
En las otras sociedades el fenómeno se replicó, aunque tomando un matiz distinto, resulta que ellos no tenían fotos que compartir, ellos no tenían largas listas de amigos de los cuales prsumir, ellos simplemente tenían ideas, esas que los que habitamos los países libres hace mucho tiempo aprendimos a olvidar, y el ciberespacio fue el punto de encuentro de una nueva generación de revolucionarios, globalifóbicos, anarquistas o simples inconformes, sin un discurso compartido, sin un enemigo en común pero dentro de una misma plataforma.
Por mi parte desde El Anticristo de Nietzsche que no hallaba un libro tan certero, creo que es un buen manual para, en este año por iniciar, intentar, una vez más, comprenderme y comprender a las grandes turbas, pero más que nada un manual de cómo escapar de ellas por la puerta de emergencia y así salvaguardarme de su resignación, no sé si en realidad sea así, pero al menos hoy, mientras veo el año morir, tengo la sensación de que sí.
Pasados los años en La Cueva Del Dragón escuché un tema llamado Rainbow In The Dark, según me comentó Yanni era precisamente de ese personaje un tanto oscuro llamado Ronnie James Dio; lo que el disco aquel y el Live Evil no habían logrado, ese tema lo consiguió, corrí a desempolvarlos y de ahí en más empecé a escuchar todo cuanto tenía que ver con Dio; no diré que perdí el tiempo que no lo escuché, simplemente no era su momento en mi vida y llegó justo cuando debía llegar, cuando yo tenía la madurez para comprenderlo y entender su mensaje.
Y es que hablar de Ronald James Padavona, nombre real de Dio, es hablar de una leyenda con una trayectoria tan amplia, sólo comparable con la de Alice Cooper sin duda. Nacido el 10 de junio de 1,942, inicia en el mundo del Rock n’ Roll en el año 56 junto a la banda Red Caps, posteriormente conformaría Ronnie And The Prophets, agrupaciones en las cuales alternaría la vocalización con el bajo y la trompeta; luego de un tiempo cambian el nombre por The Electric Elves, simplificándolo posteriormente a The Elves, para finalmente en el año 1,967 convertirlo en Elf, banda que toma su nombre de la estatura de sus integrantes, Dio, con 1.60 Mts. era el más alto, quienes en 1,972 lanzarían su disco homónimo, mismo que les valió salir de gira junto a los ya consagrados Deep Purple.
Como consecuencia de esta gira y de las cualidades vocales de Dio, nace la banda Rainbow, dándose a conocer con el single Man On The Sylver Mountain en el año’75; luego de tres álbumes en estudio y uno en vivo, Dio abandona la banda para pasar a formar parte de Black Sabbath, lanzándose con el single Lady Evil, con lo que iniciaría un trabajo que produjo tres discos en estudio y dos en concierto. Es en ese momento en el que finalmente se decide a conformar su propia banda, llamándola justamente Dio, naciendo al publico el 23 de mayo de 1,983 con el álbum Holy Diver, con quienes, a pesar de variantes en la alineación, sacaría un total de diez discos en estudio, tres en vivo, once recopilaciones de grandes éxitos y dos Ep´s; en los últimos años se reunió nuevamente con los integrantes de Black Sabbath para conformar la banda Heaven And Hell, con quienes produjo un disco en concierto y otro en estudio.
Lo anterior denota una carrera muy fructífera, de la cual he mencionado apenas algunos puntos, pero quizá no sea la cantidad de discos la que hace de Ronnie James Dio una leyenda del Metal, sino el concepto que creó y dentro del cual con el paso de los años se fundió, hasta hacer que su obra fuera él mismo, en mi opinión él era un filosofo del Heavy Metal, basta con ver sus respuestas y actitud en el documental Metal A Hedbanger´s Journey para separarlo de la masa de estrellas de rock y entender que él más que fama era pensamiento, un pensamiento difuminado a lo largo y ancho de su basta obra.
Hay entre todos los escritores comentados tres a los que más espacio dedica el compilador y respecto a quienes incluye dos textos, siendo el primero de estos nada menos que el gran Théophile Gautier, de quien inicialmente aparece una biografía en la cual podemos ahondar en lo que fue este hombre que más que trabajar con las letras, las vivió en su máxima expresión, a la vez que Baudelaire no intenta al menos disimular su devoción por el mismo, tal y como lo hace en la dedicatoria de Las Flores Del Mal, pero sin que ello afecte sus juicios sobre su obra, es más, él mismo aclara acerca de la dificultad que hay a la hora de escribir sobre alguien por quien se siente admiración sin incurrir en la ya tipica lambisconería que generalmente se suelen lanzar de un poetastro a otro; al terminar de leer ambos artículos nada más aconsejable que re leer La Muerta Enamorada de Gautier.
El segundo turno es para Víctor Hugo, ese monumento ennegrecido e incorrosible que se yergue inmutable sobre la literatura europea del siglo XIX, de quien se incluye una reseña sobre su vida y otra sobre su novela cumbre Los Miserables, y sobre quien Baudelaire hace una reflexión respecto a lo que es, o debiera ser, un gran poeta y un gran autor, si bien a lo largo de estos textos vemos y comprendemos que no concuerda con toda la obra del autor, es un hecho que hace un justo análisis y valoración respecto de sus obras, en su opinión, mejor logradas.
Más que ninguno de los escritores comentados en el libro, es sin duda de la señora Clemm, madre de Virginia Clemm, esposa de Mr. Edgar Allan Poe, de quien Baudelaire hace el retrato más profundo y más sentido, un acto de justicia para esa madre adoptiva que en el país en el que todo es mega, incluida la ignorancia, tan bien cuidó de esa voz incomprendida pero a la vez más alta, que fue el gran Poe, disecciona en estos textos, más que al maestro del relato de terror, a la sociedad que le concibió y que en cierta forma, al verse imposibilitada de domesticarle, le asesinó; es de recordar que Baudelaire fue quien introdujo a Poe en Francia, por ende en Europa, y el primero de estos textos ha sido incluido en no pocas ocasiones como prologo a sus, tan acertadamente llamadas, Narraciones Extraordinarias; luego nada más juicioso que re leer Relato Hallado En Una botella, es este libro una compuerta a la literatura que es perpetua, porque fue hecha para ser leída y no simplemente para ser publicitada.