polizonte en la nave de los locos

para muchos una palabra es un enser, para mi en cambio es una razón

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Location: Guatemala

Thursday, November 24, 2005

ermitaño


a medida que la noche iba sumergiendo cada calle de la ciudad de Nara, en la cada vez más oscura casa de la, ya para ese entonces, consagrada escritora Sei Shonagon, se reunía en un oculto rincón una logia de ratas, que en las largas horas de la noche se dedicaban a tomar el té las más jóvenes y a fumar opio las más viejas, hasta la llegada de su hora pasada la media noche, mientras, discutían desde las literaturas más exóticas hasta de las filosofías más venales, pero con suma frecuencia dedicaban algún tiempo para los chismes, tanto del mundillo literario como del de los ladronzuelos, que no dejaban de tener bastante similitud, que si uno por tener dinero pagaba para ganar todos los concursos literarios de las cloacas y buhardillas adyacentes o que si otro por no tenerlo, procuraba llegar siempre tarde a todas las actividades culturales, con el único afán de ir a sociabilizar con periodistas y editores que le permitieran por fin ver su pensamiento, o la falta del mismo, publicado
pero aun más inquietante – dijo la más vieja – es lo que a raíz de la antología que actualmente realiza Jimmu Sheim, ha venido a convulsionar a críticos, escritores y lectores por igual, resulta que en su labor de investigación por la hemeroteca, en el ya desaparecido diario El Cerezo de la Adversidad por ser exactos, encontró dispersos algunos poemas de alguien identificado únicamente como Shumaro, en los que descubrió una ruptura de las formas convencionales a la vez que una profundidad inencontrables en los poetastros de hoy en día, por lo que inmediatamente lo catalogó de imprescindible en su antología de Los 100 mejores roedores de la poesía oriental, Shumaro era un tipo irrastreable, aunque a medida que se adentró descubrió que en los más viejos burdeles su nombre alguna vez había sonado, encontrar más poemas hasta hoy ha sido labor infructuosa, pero en una subasta de muebles y libros viejos alguien halló algunos datos en una anónima y enmohecida hoja; vivía en un seco y abandonado árbol, donde se aislaba por meses, incluso años, únicamente enviaba al mencionado diario de tarde en tarde algún poema, que éstos publicaban sin pena ni gloria, los intelectuales siempre lo vieron de reojo, evitándolo a toda costa, más por su aspecto físico que por sus textos, dicen en voz baja las lenguas más afiladas, hoy día podemos ver, con estupor quizá, que fue relegada una de las mentes más lucidas, claro, era un murciélago…
nunca hay que olvidar – interrumpió la más joven, mientras preparaba otras hojas de té – que los grandes escritores siempre escriben para la posteridad, el problema es que indefectiblemente terminan por morir de hambre, es por eso que la literatura es uno de esos, tan a menudo desafortunadamente, campos en los que alcanzar la mediocridad es estar en la cima

XXX.IV.MMV

Monday, November 21, 2005

funeral

a una araña que desterré de mi boca
y la vendí disfrazada de poema clásico

una araña se suicida
en el tejado de un delgado rascacielos
invertebrado por el pasar de la tormenta,
el mundo, indiferente, continúa su marcha,
sus últimas palabras fueron:
“el problema no es
cuanto tiempo la vida nos dé,
sino cuanto tiempo
nosotros la soportemos a ella…”

una mosca fue la única
que veló sus lúgubres escombros,
vestida de funeral
la sepultó públicamente
en el Père Lachaise
frío como viento muerto,
rodeada de escritores,
rockeros, borrachos y prostitutas
sobre la marchita tumba
un símbolo de anarquía
a falta de una cruz convencional

la mosca emitió su discurso:
“efímera como el viento
a veces fábula y destiempo
otras embriaguez y pensamiento,
misántropa del universo
proscrita de las pestañas
de una sociedad famélica
despreciadora de su poesía,
desterradora de su fealdad
delito aun mayor que la estupidez
(en una sociedad como ésta)
pero quizá en el fondo
su alma no era
tan horrible como su rostro


XXV.III.MMI