los libros que vamos teniendo y reteniendo con el paso del tiempo
El viernes recién pasado me encaminé a la nueva, aunque pensándolo bien ya no tan nueva, ubicación de Sophos con la finalidad de comprar un libro de H.P. Lovecraft (1890 – 1937); desde hace un tiempo me he dado a la labor de reunir la colección completa en la edición de la editorial Alianza, unos libros de bolsillo que recopilan de manera digna y ordenada la obra dispersa de dicho autor, a la vez que son sumamente cómodos, tanto para la lectura como para ir de viaje; estos poseen unidad temática y a veces, como en Los Mitos de Cthulhu o los Viajes Al Otro Mundo, traen interesantes prólogos de Rafael Llopis o acompañados con textos de otros autores del circulo Lovecraft que se entrelazan con la tópico central.
Mi sorpresa fue grande cuando al salir, ya con mi objetivo entre una bolsa, me topé cerca de la puerta con que ya ha venido por estos lares el segundo tomo de las obras completas de H.P. Lovecraft en la edición de Valdemar; bueno y si ya tiene o va ha tener la colección de bolsillo para qué quiere otra, se preguntará sin duda alguien, pero cuando se es fan, se nota muy bien la diferencia entre lo uno y lo otro, esta es una edición muy bien cuidada, con tapa dura y separador de hojas, en una traducción de Juan Antonio Molina Foix, Francisco Torres Oliver y José María Nebreda, siendo para todo coleccionista de sumo interés el tener estos dos tomos en casa y re leer en otra versión esos abismales textos que a muchos, como en mi caso, nunca nos cansan de leer y re leer.
H.P. Lovecraft fue sin duda de esos autores más bien extraños que impactan y uno busca conocer, pero que en cierta forma se escabullen; a inicios de los 90’s la música Metal underground se conseguía mediante el intercambio con fans de todo el mundo, por la vía del correo tradicional, así las bandas se daban a conocer en países tan lejanos como Noruega o Singapur, parte fundamental jugaban los fanzines, pequeñas revistas independientes que incluían entrevistas a bandas, reseñas de discos y de conciertos, algunas tenían su sección literaria en la cual generalmente nos topábamos con fragmentos de la obra de Lovecraft.
Aparte de esto muchas bandas basaban sus letras, conceptos y portadas en el mundo creado e imaginado por dicho autor y sus seguidores; situación que no era nueva, ya en el año 1967 se había conformado la banda de Rock Sicodélico H.P. Lovecraft, con dos discos en estudio y uno en vivo; pero en nuestra época tomó más fuerza hasta llegar a convertirse en una forma de pensamiento y de vida en torno a la cual se generó toda una cultura, que no dejaba de tener su influencia por parte de la sociedad de consumo, con una amplia gama de suvenires, pero de los libros nada.
No fue sino hasta en el año ‘99 que finalmente encontré en la librería Luna Y Sol, donde por ese entonces trabajaba Simón Pedroza, El Horror De Dunwich, en un librito muy pequeño de la colección Alianza Cien, el mismo me dejó impactado, difería o más bien concretaba por primera vez toda aquella visión fragmentaria que del autor había tenido siempre, pasaron algunos años para que en Artemis Edinter encontrara El Caso De Charles Dexter Ward, en la ya citada colección de Alianza Editorial, y desde entonces no he parado de ir comprando cada vez que vienen nuevos títulos y en ellos irme perdiendo lentamente en abismos gelatinosos, terribles e innominados.
Banksy versus Bristol museum
Banksy deja las calles y llega al museo...
cansado de ocultarse tras las sombras de la ciudad o buscando refugio en tiempo de crisis...?