cuando un autor se convierte en eso que más odia

Sin lugar a dudas José Saramago, Premio Nobel 1,998, es para mí uno de los autores de referencia, por sus opiniones en muchos temas y por algunos de sus libros más imprescindibles como El Evangelio Según Jesucristo, Ensayo Sobre La Ceguera (mismo que el director Fernando Meirelles llevara al cine bajo el nombre Blindness) y La Caverna, imposible para mí olvidar aquella tarde en La Compañía De Jesús, en la Antigua Guatemala, donde dio una cátedra que muy pocos autores pueden dar hoy en día, el pensamiento de un autor que cuestiona y escarba hasta el último rincón de su entorno, que no siente temor a pensar y a exponer lo que piensa.
Uno puede estar de acuerdo o no con las ideas de una persona, pero en el momento en el que ésta las expone con una profundidad y una claridad tan irrefutable como lo hace él, creo que es de, si no compartir, al menos analizar, y es que Saramago se ha encargado de plantear una izquierda y un ateísmo pensantes, coherentes con una actualidad poco cálida hacia las ideas, y desde dicha trinchera ha hecho uno de los análisis más concretos de lo que es nuestro mundo hoy, con todas sus contradicciones y con todos esos intentos por manipular a la cultura a fin de hacerla un simple instrumento de dominación.
Pero, y siempre existe un pero, desde hace ya un tiempo me cuestiono cómo un hombre que tiene tan claros los procesos mediante los cuales la sociedad es regida actualmente y a los cuales se opone en cada oportunidad que tiene de decirlo, no ha notado que es una parte importante del engranaje de la misma, resulta ser que el Sr. Saramago desde la oposición ha pasado a ser uno de los autores más rentables y con más presencia en el mercado, publicando una cantidad increíble de libros, una guía turística incluida, que no forzosamente son imprescindibles y que lo mantienen con increíble actualidad dentro del mercado editorial, justo como lo hacen todos esos productos prefabricados de los que tanto desdeña.
Uno puede estar de acuerdo o no con las ideas de una persona, pero en el momento en el que ésta las expone con una profundidad y una claridad tan irrefutable como lo hace él, creo que es de, si no compartir, al menos analizar, y es que Saramago se ha encargado de plantear una izquierda y un ateísmo pensantes, coherentes con una actualidad poco cálida hacia las ideas, y desde dicha trinchera ha hecho uno de los análisis más concretos de lo que es nuestro mundo hoy, con todas sus contradicciones y con todos esos intentos por manipular a la cultura a fin de hacerla un simple instrumento de dominación.
